El origen de la “caldeirada” proviene de la que hacían los marineros en el mismo barco cuando pescaban. El pescado se cocía en calderos metálicos, de ahí el nombre de “caldeirada”, y se hacía con el pescado que no iba destinado a la venta. Esta “caldeirada”, hecha en los barcos o en el puerto, pasó a hacerse en las cocinas posteriormente con pescado blanco, como en este caso es el abadejo. El abadejo es un pescado blanco, considerado como magro, por su mínimo contenido en grasas. Es rico en vitaminas A, D y B12 que se encuentran sobre todo en su hígado. Aporta proteínas de calidad, y grasas insaturadas del tipo omega 3, que protegen el corazón y previenen de ataques cardiacos y trombosis cerebral.