Este es uno de los platos más tradicionales de la cocina gallega. Constituía el sustento principal de la alimentación de la Galicia rural. Se caracteriza por no llevar carnes, a ello debe el nombre de pobre, y al hecho de que se consumía en las casas más humildes. Se tomaba en muchas ocasiones en el desayuno, comida y cena, y al hacerse en grandes cantidades duraba varios días. Se consumía en tazas, y era el principal alimento caliente del día.