La gallina es la hembra adulta del gallo. Su carne es grasa y fibrosa, y es habitual preparar caldos y sopas con ella. Antiguamente cuando la comida escaseaba, se preparaban las patas y las crestas acompañadas de salsas. La composición de la gallina es muy similar a la del pollo. Cuando se prepara sin piel se convierte en una carne magra, ya que gran parte de la grasa está en ella, por lo que se hace adecuada para dietas hipocalóricas. Cabe destacar que su contenido en colesterol, es aproximadamente el doble que la carne de cerdo o vaca. Es fuente de hierro, fósforo, zinc y potasio. Entre las vitaminas contiene las del grupo B.