El origen de las torrijas en España se remonta a la época de los romanos. En el siglo XV, se hace mención sobre ellas, y en el siglo XVII se recogen las primeras recetas sobre la preparación de torrijas que se describen como un dulce pensado para las parturientas, negando así su estacionalidad. Hasta no hace muchos años en Madrid se vendían durante todo el año, sobre todo en las tabernas. Este postre aporta hidratos de carbono, proteínas de elevado valor biológico, hierro y calcio.