La castaña fue un producto básico en la alimentación gallega, sobretodo en la parte oriental de las provincias de Lugo y Ourense, donde eran abundantes las plantaciones de castaños. Este caldo se consumía los días fríos de invierno, y era más habitual en las zonas montañosas, cuando había nieve y era difícil la recolección de verduras, y aprovechando este hecho se le añadían las castañas que se tenían del otoño.