Es el plato tradicional gallego por excelencia, el más representativo y conocido. Se cocinaba este plato en las casas gallegas día sí y día también, para aprovechar los ingredientes que tenían más a mano, como eran los grelos, patatas, chorizo, alubias blancas y tocino. En verano al escasear las verduras, se le añadía judías, y en otoño castañas, por lo que se consumía todo el año.