El capón y las ostras fueron antaño alimentos reservados a señores y familias con recursos económicos suficientes para el disfrute de un manjar exclusivo de las grandes ocasiones. El capón en la Edad media formaba parte de los banquetes de la gente noble. Actualmente es muy consumido en las celebraciones navideñas. El capón tiene un contenido en grasas bajo, por lo que se considera una carne magra, destacando, pues, su aporte proteico, además de minerales como hierro, zinc, fósforo y potasio. Las ostras, por su parte son ricas en yodo, que es beneficioso para el metabolismo. Aportan zinc que facilita la asimilación y almacenamiento de la insulina. Entre las vitaminas que contienen las ostras, destaca la B12, que es importante para el metabolismo, y ayuda a la formación de glóbulos rojos en la sangre.