En la antigüedad no constituía un plato por sí mismo sino que servía como guarnición. Este plato iba acompañado de carne de cerdo, tocino o chorizo, fritos en la sartén previamente. En la época de cuaresma se sustituía por huevos cocidos enteros, aunque también podía acompañarse de pescado. Las judías debido a su bajo contenido calórico, son muy recomendables para incluir en dietas de adelgazamiento. Son muy remineralizantes, fáciles de digerir y muy pobres en sodio, lo que las hace ideales para personas hipertensas.