El origen de esta receta es disputada por navarros y riojanos. Se cree que se servía en las comidas de postín de la ribera de Navarra. Destaca de este plato el contraste del sabor dulce y el salado. Se consume principalmente en el otoño e invierno, ya que es la temporada de caza. Al igual que casi todas las aves, las perdices son de carne magra y su grasa se contiene principalmente en su piel. Está contraindicada en caso de gota debido a la concentración ácido úrico.