Como su nombre indica, este plato se consumía en la vigilia de cuaresma. No lleva ninguna clase de carne, y este hecho hacía que fuera poco apreciado por los gallegos, que valoraban todos los platos que incluyeran carne de cerdo. El hecho de que se consumiese potaje en cuaresma, se debía a que el pescado escaseaba y no había demasiados menús a elegir.