Los griegos y romanos apreciaban el salmonete por su agradable sabor. Además, lo mitificaron por su capacidad de adquirir tonalidades más fuertes e intensas, a medida que se acerca el momento de su muerte. Hay dos tipos de salmonete: de arena o fango, y el de roca, siendo más apreciado el de roca, de color rojo y estrías doradas. Los dos tipos de salmonete habitan en el Mediterráneo y el Atlántico. Es un pescado semigraso, que contiene fósforo, yodo, potasio y magnesio. Destaca el contenido en yodo, importante para la regulación de la glándula tiroides.